Lugar de origen: Honduras

        Refugio Temporal: Inglaterra

Salida de Honduras: 2013

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Enfrentar el miedo: Diálogo con la periodista hondureña Dina Meza

 
 
 

En 2013, Dina Meza tuvo que exiliarse durante un año en Inglaterra debido a las amenazas y el acoso que sufrieron ella y su familia por el ejercicio de su trabajo. A día de hoy brinda acompañamiento a periodistas y defensores que se encuentran amenazados dentro de Honduras.

Por Fragmentados: Relatos entre fronteras.

El pasado septiembre, Dina estuvo en Barcelona como invitada de Casa Amèrica Catalunya para hablar sobre la situación la libertad de expresión y los derechos humanos en Honduras. Un país que rara vez figura en los medios, pero en el que se han asesinado más de 22 mil personas en los últimos ocho años, convirtiéndolo en uno de los 5 países con las tasas de homicidio más alto en el mundo . 

Dina Meza es defensora de derechos humanos y periodista hondureña. Actualmente dirige la Asociación por la democracia y los derechos humanos de Honduras (ASOPODEHU) y el periódico digital Paso de animal grande y es presidenta del PEN Honduras, una organización dedicada a la defensa de la libertad de expresión y de los escritores. 

Según el Informe Anual de Derechos Humanos de 2017 del Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (CONADEH), en Honduras, 69 personas ligadas a los medios de comunicación perdieron la vida en circunstancias violentas desde el año 2001 hasta el 2017. De estos 69 casos denunciados, sólo seis tienen sentencia, lo que indica que el 91% de los casos se encuentran en la impunidad.

Ante este panorama, Dina continúa denunciando la persecución en contra de los periodistas y los defensores de derechos humanos, así como el desvío de dinero público y la continua violencia que azota al país. En diálogo con el proyecto periodístico Fragmentados, Dina habló sobre los principales desafíos de ejercer el periodismo en Honduras y lo que ha implicado el exilio para ella y para otros periodistas.

Fragmentados (F): ¿Qué te lleva a ejercer el periodismo en Honduras? 

Dina Meza (D.M): Inicialmente he sido muy tímida. Empecé diciendo: "Voy a estudiar periodismo para quitarme la timidez, porque los veo hablando bien en la televisión y en la radio". Pero en el trayecto me di cuenta de que era mi profesión. Me encanta, con una palabra puedes atacar un sistema violento, puedes hacer presión para que se hagan cambios estructurales. A la par de eso, en países con falta de democracia sufrimos amenazas, pero creo que los periodistas somos muy importantes para la construcción de la democracia en el mundo. 

F: ¿Durante tus años como periodista en Honduras a qué temas te has dedicado?

D.M: Entré a la escuela de periodismo en 1986 y me gradué en 1992. En 1989 atacaron a mi hermano, fue secuestrado y desaparecido temporal por escuadrones de la muerte. Desde entonces, mi tema ha sido evidenciar que en Honduras se violentan los derechos humanos y que además hay mucha impunidad. 

Anteriormente estaba haciendo investigaciones sobre guardias de seguridad y violaciones a sus derechos laborales. Desde el año 2004 hasta el 2008 llevé ese tema. En Honduras las empresas de seguridad están en manos de militares, ex militares, policías en activo o policías en retiro. Es un tema que no se toca porque es muy peligroso.

F: ¿Cuándo te das cuenta que tienes que salir de Honduras y porqué?

D.M: Cuando sucede el golpe de estado en el país. Yo salgo de la organización donde estaba y voy a otra de derechos humanos donde abordamos el tema agrario del Aguán, territorio donde hay despojo de tierras a los campesinos por terratenientes. Impulsé un periódico digital en esta organización. 

Fuimos con misiones internacionales a la zona y fue fuerte, porque denuncié que se estaba conformando un escuadrón de la muerte para asesinar a los campesinos y campesinas del Aguán. Hice una solicitud al Center for Applied Human Rights en la universidad de York, al norte de Inglaterra. Me aceptaron como becaria, fueron 6 meses pero no quería estar tanto, solamente quería retirarme un poco del escenario de violencia. 

En realidad no me quería ir, mis hijos eran más pequeños y estaban entrando a la adolescencia, prácticamente se quedaban solos. Fue fatal, generalmente las personas que se van al exilio no quieren desarraigarse de su gente, de su cultura, de su país, porque amamos nuestro país, pero tuve que salir. Tengo dos hijos y una hija que han sido fuertemente vigilados y seguidos en sus escuelas. Desde el 2006 tenemos fuertes amenazas, hemos cambiado de casa al menos unas 8 veces y hemos estado vigilados por hombres armados.

F: Ese último día, a dónde llegas y cómo es ese primer día de llegada

D.M: Ese primer día que tenía que ir al aeropuerto eché lo que pude en la maleta, y así gracias al apoyo de Amnistía Internacional salí del país. Llegué a Manchester y ahí nadie me esperaba. Había tomado 30 clases de inglés para poder defenderme en Inglaterra, llevaba escritas algunas cosas en español, y ahora ¿cómo pido aquí este transporte?, tenía que irme en un tren hacia York desde Manchester, bueno hice lo que pude y llegué. Con las 30 horas de inglés más o menos me defendí.

F: ¿Qué significa para ti el exilio? 

D.M: Significa un desarraigo, significa choque cultural. Significa que tienes a tu familia allá en el país. Significa que estás viendo todavía que hay violencia, y que no- que este estado no retrocede. Pero también significa esperanza. Mi objetivo era fortalecer redes y esas redes nos están apoyando ahora a nuestra organización. Osea que estamos partidos, una parte era bastante triste, pero otra parte regresamos con mucha fortaleza al país. 

F:¿Qué te ha dado el periodismo siendo mujer?

D.M: Una de las cosas es poder posicionar que estructuralmente las mujeres estamos sufriendo violencia desde un sistema patriarcal que nos ataca constantemente desde diferentes ángulos. Las mujeres que defendemos derechos humanos tenemos una violencia diferenciada, nos atacan diferente. Con mensajes de violaciones sexuales que mandaban a mi celular, después ataques directos a mis hijos e hija, entonces tuve que salir. Pero también he tenido la oportunidad de posicionar esos tipos de violencia que normalmente no se ven en los medios, están invisibilizados.

Estamos día a día peleando contra un sistema injusto, en el que a las mujeres defensoras nos ataca la policía y el ejército con más fuerza. Nos tratan con palabras soeces en las calles y a veces nos capturan. A mí en el 2010 me metieron en una celda porque fui a gestionar la libertad de un compañero defensor de derechos humanos que fue preso político. Cuando las mujeres nos levantamos, cuando hablamos, cuando gestionamos libertad, entonces la represión fue más fuerte. 

F: ¿Cómo crees que tu labor como periodista contribuye a romper con el miedo y el silencio? 

D.M: Diariamente les damos ánimo a los periodistas, a las mujeres y a los varones que están sufriendo violencia, porque normalmente lo que quiere el sistema es que nos escondamos bajo la mesa y que no digamos nada más. De hecho, tengo planes de escribir un libro, "De la amenaza a la esperanza", donde voy a contar estas historias y el cómo ir enfrentando el miedo que te quieren imponer. Hablarlo, decir lo que está pasando. Lo más que puede suceder es que te maten, pero no te van a matar el pensamiento. 

Tenemos el crimen de Berta Cáceres, una compañera que posicionó temas como la violencia contra las mujeres, el imperialismo, la militarización de Estados Unidos en Honduras, su apoyo al régimen y ese papel histórico que ha tenido EE.UU. en el país para tenernos como su patio trasero. EE.UU. ha sido un factor fundamental para que el régimen de Juan Orlando Hernández se mantenga en el poder. 

F: ¿Cómo crees que deberían ser afrontadas la violencia y la corrupción en Honduras?

D.M: En Honduras hay una narcopolítica, hay toda una estructura criminal dentro del propio Estado que facilita la corrupción, el narcotráfico, el crimen organizado y esa estructura no ha sido castigada.

Además, ahora va a entrar en vigencia un nuevo código penal que fortalece la corrupción. Como sociedad estamos solicitando que se desmantele esta estructura legislativa que vendrá a llevarnos a la cárcel a los periodistas, a los que hacemos comunicación porque afecta a toda la cadena informativa. Si tú, por ejemplo, replicas la nota que publicó en el periódico, también te podrán llevan preso. Afecta a la protesta social y criminaliza la defensa de la tierra, que es un derecho. Pero como tenemos un sistema de justicia coludido, impune, definitivamente no podemos esperar mucho.

F: ¿Qué papel juega el periodismo independiente en casos como el de Berta Cáceres o el tuyo?

D.M: Sacar lo que no saca la prensa tradicional. La prensa tradicional cuida que no se denuncie la estructura, de dónde viene esta violencia, por qué matan, quiere que se mantenga el status quo. El actual presidente Juan Orlando Hernández ha concentrado todo el poder, ha llegado al país 2 veces, en 2013 y en 2017 y está denunciado por fraude. Entonces ahí, en el segundo periodo, en 2017 llegó a través de una elección que es ilegal. 

El periodismo independiente ha sido un factor fundamental para denunciar el golpe de estado. Si no, esto hubiera pasado como una sucesión constitucional que nos estaban vendiendo internacionalmente. Entonces, los periodistas que han hecho ese aporte a la democracia desafortunadamente están siendo expulsados de nuestro país porque tenemos un Estado que no los protege. 

F: ¿Cuál es el papel de las organizaciones civiles ante el panorama político?

D.M: PEN Honduras está dedicado a los escritores. Hemos evidenciado ante la Comisión Interamericana todo lo que están pasando los periodistas. En el caso de nuestra organización, la Asociación por la Democracia y los Derechos Humanos (ASOPODEHU), apoyamos a la gente día a día, incidimos ante el estado de Honduras, lo denunciamos y señalamos que está haciendo. Creo que ese es el papel que debemos jugar, no dejar tranquilo a este Estado impune. No cansarnos de denunciar. Mucha gente dice "no, ahí no se va a hacer nada". Entonces, ¿no hacemos nada? Pues no, hay que incomodarlos. En la medida que los incomodemos vamos a ir avanzando. 

Así mismo, instalé el proyecto Periodismo y Democracia, que contempla el periódico digital, acompañamiento en terreno a periodistas y comunicadores sociales que tienen amenazas y abogado gratuito si tiene juicio. También trabajamos en la construcción de redes nacionales e internacionales, hacemos monitoreo de compromisos internacionales y capacitaciones en seguridad.

F: ¿Cómo ha sido tu vida estos últimos diez años?

D.M: Bueno, para mi ha sido fantástico. Es decir, el hecho de sufrir amenazas no te detiene . Apoyar a la gente que tiene que salir del país porque si no la matan, eso da esperanza y fortalece, le da alegría a uno a pesar de todo esto.